La historia de Corpse
Era un conejo muy feliz y delicado hasta que le ocurrió una gran desgracia.
Elisa, es una niña que vive feliz en su casita de campo. Su única compañía es su pequeña mascota. Un conejito marroncito que es pura ternura y amor. La primera vez que Elisa lo vio fue en un mercadillo y se enamoró rápidamente. Era un bebito de conejo precioso. Con un pelo suave como el de un peluche, su cola era un pompón blanco como las nubes al igual que su barriguita peluda. Con sus ojos llenos de amor, el conejito levanto sus orejas y miró a Elisa. Se levantó con sus dos patitas hacia ella y Elisa no puso resistirse. Enseguida se hizo con él y le llamó Gazpacho.
Durante 2 años, Gazpacho y Elisa vivieron juntos y felices. Paseaban por las praderas verdes cercanas a su casa, jugaban en el río y en definitiva, pasaban su tiempo juntos. Un día, un aldeano que llevaba la leche a casa, le contó que unos niños habían encontrado en mitad del bosque negro un cocotero que parecía tener poderes mágicos. A Eliza le llamó mucho la atención, ya que le encantaba todo el tema de la magia, monstruos y fantasmas. Pero era bastante temerosa y le daba mucho miedo. Pero si habían ido unos niños, ¿Qué podía pasar?
Una noche, decidió ir a visitarlo junto a Gazpacho. Lo metió en un pequeño bolso y salió de casa. Gazpacho tenía mucho miedo, aunque Elisa intentaba relajarlo, le resultaba difícil ya que a ella también le daba mucho miedo. Cuando llegaron a las puertas del bosque negro, Elisa se paró en seco. Todo era gris, los árboles no tenían hojas y sus ramas parecían los brazos de grandes monstruos. Gazpacho sacó su pequeña cabecita de la seguridad del bolso para mirar fuera. Lo que vio le aterrorizó tanto que salió corriendo de un salto.

Elisa salió en su busca, pero la niebla era tan espesa que no pudo encontrarlo. Cerca del bosque negro vivía un zorro y en la distancia vio como el pequeño Gazpacho saltaba del bolso.
El pequeño conejito corría desesperado sin darse cuenta que dejaba a Elisa en la distancia. Después de unos cuantos metros se detuvo y se dio cuenta que estaba solo en aquel lugar desconocido. La voz de Elisa surgió de la oscuridad y Gazpacho salió corriendo hacia ella, pero repentinamente de la nada, saltó el zorro hacia él.
Elisa escuchó un pequeño chillido que venía desde su espalda. Salió corriendo hacia allí, el zorro, al escuchar los pasos de la joven, salió corriendo. Cuando Elisa llegó a Gazpacho ya era tarde. Su pequeño conejito había muerto.
Elisa lloró desconsolada, ya que nunca hubiera imaginado que aquel día sería el final de Gazpacho. Cogió el pequeño cuerpo del conejito y pensó: «decían que aquel cocotero tenía poderes mágicos, tal vez pueda curarle.»
Armándose de valor y luchando contra todos sus miedos, la muchacha se adentró en el bosque negro. Estuvo andando durante horas casi hasta el amanecer, donde por fin, encontró el cocotero. Puso a su amigo en el suelo y le pidió al cocotero que le ayudara. Pero nada pasó. Elisa, muy triste y sin esperanzas, decidió dejar enterrado el pequeño cuerpo de su amigo a los pies del cocotero y volvió a su casa.
Pero esa misma noche el milagro ocurrió…